martes, 2 de septiembre de 2014

BIENVENIDOS AL SUR

 Después de visitar durante dos días la capital de Etiopía y ver a amama Lucy en el Museo Nacional, nos dirigimos hacia el sur.
Primera parada en el National Park de los lagos Abiyata y Shala. Deciros que apesar de no ser la época en la que los flamencos visitan este parque (ya que suelen pasar nuestro invierno aquí) había bastantes, los suficientes para quedarnos más que satisfechos. Eso sí, perseguidos por los incansables niños pastores de la zona pidiendonos 1 bir hasta la saciedad...
Bueno, parece que también nos seguía alguien más...Nos colamos en el parque "sin darnos cuenta" y se debe de entrar con un scout, ranger o seguridad del parque más una entrada, claro. Con lo que al cabo de dos horas tranquilas esquivando niños y piedras de la pista por igual, nos para una furgoneta destartalada llena de rambos sedientos de salvaguardarnos en tal "peligroso pareje" (parece ser que los flamencos se ponen muy agresivos cuando les da el cuarto de hora), menudo susto... ¿Por qué no ponen una taquilla en cada acceso al parque? aun así... toma ranger que se nos cuela en el asiento trasero para "protegernos". Oye pués el hombre muy majo, nos guió hacia el otro lago, nos dijo varias especiaes de aves, lugar de vista panorámica e incluso comimos mazorca de maiz cocida en las aguas subterraneas que salen a la superficie en el último de los lagos. 
 
Hacemos noche en Shasemene, donde hace cinco décadas rastafaris de Jamaica se mudaron allí en busca de la cuna de su religión. Eso sí, nosotros particularmente no vimos mucho éspiritu jamaicano.
A la mañana siguiente hacia Arba Mich, último pueblo grande donde poder aprovisornarnos de comida, bebida y gasolina antes de llegar a los Parque Nacionales de Mago y Omo. Visitamos y dormimos en el Parque Nacional Nechisar. Esta vez sin guía, muy libres. Nos encantó. No tiene grandes depredadores, pero poder comer junto a las cebras, poder ver como se bañan los hipopótamos o pasear fuera del coche por cualquier lugar no tiene precio. Además menuda jornada de 4x4, las pistas están bastante mal y el terreno es montañoso y en época de lluvias además hay que sumarle un montón de barro, osea que fué un día muy emocionante.
 
 
En el hotel donde acampamos, conocimos a Toni y a Cris, una pareja de catalanes encantadores con los que cenamos y compartimos charla.
Nuestra siguiente parada, Jinca. Entrada a las tribus del rio Omo, donde también coincidimos con Tony y Cris, nos invitaron a cenar un delicioso jamón que aquí supo a mucho más....mmmm.
 Aquí sí que fuimos en busca del guía que teníamos entendido que era obligatorio. Pués no sé muy bien que decir de este, aficionado al khat y a la ginebra. Nos organizó un tour para ver animales en Mago y otro día en Omo para ver la tribu de los Mursi, y la verdad es que bien sea porque estamos en época de lluvias y la vegetación está muy frondosa o por que las tribus cazan como posesos; no vimos más que unas Gallinas de Ginea, dik-diks y monos Colobus. Nada de jirafas, leopardos, leones, elefantes y búfalos como nos comento el día que le contratamos. Y eso que estuvimos siguiendo huellas de elefantes y moñigas de estos con moscas tse-tse mordiendonos como locas a la atardecer durante una hora...
Eso sí, dormimos en un campsite dentro del parque nacional con hoguera, un lujo. A la mañana siguiente nos quisimos levantar pronto para ver los animales prometidos, pero nada, volvimos a ver las mismas moñigas de elefante y ni rastro de ellos.
Desistimos de tal objetivo, y ya cansados de esperar y esperar....nos llevo a un poblado Mursi. He de decir que el poblado Mursi, así como nuestro "safari frustrado" fue muy pobre, el poblado fue muy pero que muy auténtico. Tan auténtico como los AK-47 que llevan tanto niños como acreditados cazadores cubiertos de tatuajes que dan fé de sus andanzas con su inseparable AK-47. Cada vez que matan un animal son marcados con cuchillas, tremendos cortes que representan al animal que han cazado o al enemigo que han abatido, los lucen orgullosos. Estuvimos con ellos en sus casas viendo su día a día, rodeados de pieles de animales, cabras y hogueras.  
 
 
Una vez visitado el sur, nos dirigimos dirección Moyale, puesto fronterizo entre Etiopía y Kenia. Dejamos Etiopia  con ganas de entrar en Kenia.

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