Entramos en Sudáfrica por el paso fronterizo de Nordower, junto al rio Orange, una frontera sencilla, en la que no hay que pagar nada, sello en el pasaporte, en el CDP y listo, en el lado de Sudáfricano con policias a la americana; donuts, patatas fritas y coca cola al alcance de la mano, pistola y gafas de sol.
Bajamos por la costa oeste parando en Lamberts bay un pequeño pueblo pesquero donde los barcos se dedican a la langosta y con un ambiente muy acogedor, y en Paternoster un famoso destino de playa entre los sudafricanos donde la langosta es el plato estrella.